El trabajo de un disc-jockey de radio ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Las labores de operación de la consola y la emisión de música se han simplificado con la automatización, así que hay más tiempo para realizar otras tareas.
¿Y cómo era hacer un turno en los años 80?
Las tornamesas
La música se pasaba en discos de vinilo, habitualmente long-plays y sencillos a 45 revoluciones por minuto, y las cuñas se emitían en casettes.
Sí, es que en esa época no existían los MP3, no había CD’s, no existían los diskettes y la tecnología de los cartuchos de cinta magnetofónica apenas comenzaba a usarse en las emisoras más modernas.
Para poner una canción al aire, el ritual era el siguiente:
Encontrar el disco. Habitualmente estaban en unos anaqueles, organizados por orden alfabético o simplemente se numeraban a medida que iban llegando. Habitualmente el operador o disc-jockey sabía de memoria dónde estaba cada disco.
Algunas emisoras contaban con un discotecario, persona encargada de entregar en un carrito los discos que iban a pasar durante el turno. Esa persona mantenía organizada la discoteca.
Luego se sacaba el disco y, antes de ponerlo en la tornamesa, había que limpiarlo. Habitualmente había un trapo y un ‘atomizador’ con agua para hacer la limpieza, pues los discos acumulan mucho polvo en sus surcos.
Entonces se ponía el disco en la tornamesa, que estaba recubierta de felpa para que los discos pudieran resbalar cuando se ejercía presión sobre ellos. De esta forma se podía tener rodando la tornamesa y frenar el disco para soltarlo en el momento justo.
Luego se miraba a cuál corte pertenecía la canción que iba a sonar y se colocaba la aguja en el espacio correspondiente entre canciones.
Para asegurarse de que comenzara en el punto exacto había que dejar rodar el disco escuchando internamente a través del cue. Cuando llegaba al inicio de la canción, se retrocedía y se adelantaba el disco varias veces con la mano, similar al scratch que hacen actualmente los DJ’s de mezclas, hasta asegurarse de que quedaba en el punto donde arrancaría a la velocidad adecuada.
Para soltar el disco se encendía la tornamesa sosteniendo el disco con el canal de la consola cerrado. Cuando terminaba la canción anterior se abría el canal con una mano y con la otra se soltaba el disco.
Lo peor que podía pasar era que el disco sonara “arrastrado”, es decir, que comenzara lento y tomara la velocidad adecuada después.
Al terminar de sonar se hacía el procedimiento contrario: se quitaba el disco de la tornamesa, se le pasaba el trapo, se metía en la funda plástica, se guardaba dentro de la carátula y se ubicaba en el lugar correspondiente del anaquel.
Sobra decir que con el tiempo y el uso, los discos se llenaban de rayones y rasguños (scratch). Esto pasaba especialmente en el inicio de cada canción debido a que uno adelantaba y retrocedía el disco en ese punto, y la aguja iba causando daño en el vinilo.
El otro problema era cuando un disco se ‘rayaba’. El vinilo es un material delicado, y cualquier rayón afectaba el sonido y algunas veces hacía que la aguja de la tornamesa se quedara pegada en el mismo sitio de la canción, que se repetía incesantemente hasta que uno la adelantaba de alguna manera.
Así se manejaba una emisora de radio en aquellos tiempos, entre los cartuchos donde se tenían las pautas publicitarias, los acetatos en su discotega que normalmente era toda una pared, algunos casettes (que a mi concepto no eran muy recomendables...), citas magnéticas, una consola enorme...
Pues si, eran hermosos aquellos tiempos... hoy donde la tecnología para las emisoras tiene todas las de ganar, podemos encontrar las emisoras que usan frecuencias radiales y/o las que transmiten vía internet.
Para ambos casos no se usan tantos equipos como antes en la cabina, para muchos (streaming) solo se usa una laptop, hasta el mismo celular para programar música, no es tan intenso como en el pasado, pero si tienes la fiebre y el corazón, sigue siendo igual que en aquellos tiempos.
Fuentes
otros...
inspiración propia... 😎
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